¿Por qué? Es lo que me preguntaba cada minuto que pasaba en la feria en la que participé el domingo pasado.
¿Por qué estoy acá?, ¿Por qué se hacen este tipo de eventos?, ¿Por qué la gente es así?, ¿Por qué el “diseño independiente” se transforma en una feria de baratijas compradas en Patronato o traídas de Nueva York?
Muchos “por qué”.
Reflexionando ya con distancia, creo que la proliferación de tantas ferias que circulan con el rótulo de “independiente” y “emergente” se debe a lo limitado que es el sector que verdaderamente es independiente, emergente o de autor. Esto es, que crean a partir de otro espíritu, los moviliza otro tipo de intereses y quieren “significar” en cada uno de los objetos creados.
Creo que las personas o colectivos que se mueven con estas premisas es bastante reducido y permanecen en una nebulosa que aflora tarde, mal y nunca, cuando alguien decide organizar algo para aunárlos o cuando cada uno hace solito su trabajo de difusión, en un círculo determinado.
Pero ¿qué es todo lo demás? Hablaré a partir de mi primera y única participación en una feria, que fue el domingo pasado. A mi modo de ver, un interés personal por ganar dinero (en el caso de los organizadores) sin siquiera hacer una curatoría que beneficie a los propios expositores que ofrecerán sus productos. Desde este punto de vista, los organizadores quedan ante mis ojos como unos desalmados ambiciosos que sólo quieren llenarse los bolsillos de manera fácil y cómoda, sin importarles en lo más mínimo lo que ofrecen tan pretenciosamente: “el diseño”.
Esta ambición es la que los lleva a no hacer una curatoría y unir de manera tan disímil a escultores, gente que vende perfumes, joyas, fantasía traídas del extranjero, ropa de Patronato enchulada con un par de botones o cintas, quedando como prenda de “diseño”, cómodas almohadas para trabajar con el computador en la cama y así, un suma y sigue de objetos que no comparten ningún criterio estético y que hacen que la feria sea todo y nada a la vez.
Un mall disfrazado de super mega evento de diseño independiente.
La falta de esta curatoría hace que muchos expositores estén en el lugar equivocado y que no alcancen a recuperar ni la plata que gastaron en el radio taxi. La falta de curatoria hace que este evento haya sido una tierra de nadie para muchos que buscaban un pedacito de tierra seguro donde ofrecer, exponer y explicar de qué se trata el trabajo. La falta de curatoria hace que ciertas cosas pasen desapercibidas a los ojos de un público ávido de chucherias pero insensible frente al trabajo artesanal. La falta de curatoría determina, finalmente, el carácter de este evento: un espacio de transacciones económicas pero jamás nunca de comunicación, que es parte fundamental del diseño y de las experiencias artísticas en general.
Sumado a esta falta de curatoría la deficiente organización, sólo puedo decir que con eventos como estos el “diseño” queda muy mal parado y estanca aún más un área que en Chile tiene muy buenos exponentes, con identidad, originalidad y discurso.
Por mi parte, el domingo recién pasado me reafirmé como creadora, consolidé mi filosofía de trabajo, visualicé lo que quiero para mí (y, obviamente, lo que NO QUIERO) y me dio el impulso para seguir en mi camino, con las personas que saben leer mi trabajo, valorándo cada una de sus partes y participando de mis procesos creativos con respeto y generosidad.
Y si hay que hacer revolución para cambiar el estado de ciertas cosas, pues se hace. No puedo quedar inmóvil frente a la ambición de unos pocos que son capaces de estrujarles el bolsillo a esforzados creadores y ponerlos en un stand sin siquiera preguntarles el nombre, o saber si están bien, o con el mobiliario y espacio que solicitaron. No puedo aceptar bajo ningún punto de vista que la palabra diseño se siga usando con tanta patudez para ofrecer cualquier tontera traída de no sé dónde.
No, no y no.
Lo que hay que hacer es generar verdaderos espacios, abiertos, populares, democráticos. Espacios llenos de ideas, de discursos, de búsqueda, de ideología e identidad. Espacios que se queden en la memoria, que establezcan referentes, que simbolicen, que materialicen lo que es, ha sido, será Chile. Y se hará. Porque todo es una lucha, y ésta me define.
No más eventos vacíos.
Que se abran las grandes alamedas por donde pasará el diseño libre.
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A mi lado había un stand compartido por padre e hijo. Un padre jubilado y su joven hijo. Ellos ofrecían una serie de objetos hechos a partir de cartón reciclado: casas de muñeca, sillas, cajoneras, etc. El creador de esta pequeña empresa era el padre, un señor jubilado de unos 70 años. Un hombre que a los 70 años decide emprender algo nuevo en su vida, siendo acompañado por su hijo, que estuvo con él las diez horas que duraba el evento. Como persona consciente, puedo imaginar lo que significa tanto para el señor como para el hijo este emprendimiento. Y puedo suponer que pagar el alto valor del stand fue un gran esfuerzo. Tengo la suerte de tener una madre maravillosa que fue a dejarme emparedados y bebestibles para compartir con mi novio que me acompañó en esa larga jornada. Pero a este padre e hijo nadie fue a dejarles comida, ni cocaví, ni bebidas. Y pasaron esas diez largas horas sin comer nada. ¿Dónde estaban los jactanciosos organizadores? Quién sabe. De seguro contando los billetes sin pensar en el hambre de los expositores. Finalmente, si cobras lo que cobras, organizar un cocaví para cada uno de los expositores no implica ni el 2% de lo que cada uno de estos pagó por estar ahí. Son las paradojas de la vida ¿no?. Los que tienen más en los bolsillos, son, en muchas ocasiones, los más pobres.
1 comentarios:
Maldita kate, me parece muy interesante tu reflexión, y esto se debe al límite que existe en chile entre la artesanía y el diseño, uno se diferencia del otro en que tu quieres comunicar un mensaje y el otro una tradición, el diseño pone en crisis los materiales, ( tal como lo es tu trabajo y el del señor del cartón), es decir hay una intención comunicacional, y que no se remite a algo meramente estético, en Chile no hay conciencia de diseño, se le denomina diseño a lo que tu viste en esa feria, y entiendo tu molestia, porque creías estar en un lugar equivocado, probablemente la gente que asistió solo dio juicios de valor estéticos, y eso es sumamente decepcionante, claramente la culpa tampoco es de los otros expositores, si no de los curadores, eso refleja que en Chile los que están a cargo de estos eventos son gente sin contenido, no distinguen la artesanía del diseño, y la gente tampoco entiende, y no le interesa. Es triste, pero este no es más que un tipo de lenguaje que no todos hablan, son códigos adquiridos por la observación y el conocimiento, que la mayoría de las personas no son capaces de ver, simplemente porque no lo entienden, pero hay una minoría que puede leer tu trabajo, y creo que es simplemente maravilloso, a seguir adelante! es maravilloso dedicarte a lo que ellos denominan no es un buen negocio para nadie. y estar consciente de eso.
Cariños MK
Tu amiga pequeña.
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