El lunes tomaría un bus hacia la costa y correría incansablemente por la orilla del mar, sin escuchar nada más que las olas, las gaviotas y algún perro pidiendo cariño, a lo lejos. Enfundada en un abrigo Deep Teal, y con botines y bufanda Cofee Liquéur, trataría de contar los granos de arena y gritaría de felicidad al sentir mis mejillas frías, reaccionando a tanta vida. Esa noche, pediría champaña en una cantina y cantaría Je ne regrette de rien, mientras mi minivestido Quarry se adapta armónicamente a mis formas.
El martes viajaría al campo y, durante el trayecto, sacaría mis madejas de lana Ceddar para tejerme un chaleco oversized, que adornaría con botones de karey. Abrigada con una capa de lana Nougat, caminaría bordeando el estanque hasta llegar a la plantación de kiwis, que iría sacando con mucho cuidado hasta llenar mi canasto de mimbre.
El miércoles, de seguro haría mermelada con nueces, llenaría cinco frascos y regresaría el jueves a la ciudad para citar a las personas que más amo a comerla el día viernes. Ellas llegarían temprano, yo tendría café preparado. La mermelada se acabaría a punta de cucharadas y quedaríamos tan felices que tomaríamos nuestras bicicletas e iríamos a un parque de diversiones. Yo veloz por la calle, con un chaleco Honeysuckle manga globo, cuello alto y acinturado. Mis manos no tendrían frío porque mis mitones Bamboo absorverían todo el calor de la luz.
Y llegaría de nuevo el sábado, para seguir bailando. Esta vez con otro color.
Imagen sacada del blog Trendland
Lee también: Pantone Fashion Color Report Fall 2011
0 comentarios:
Publicar un comentario